Para el cumplimiento de la seguridad de edificios e instalaciones, siempre que las circunstancias así lo aconsejen, se hace preciso diseñar el oportuno “Plan de Seguridad”, que deberá integrar, en función de las necesidades de la cada caso, un conjunto equilibrado y racional de medidas que impidan las actuaciones improvisadas y prevea los mecanismo de coordinación entre los diferentes elementos que se deban disponer.
Este proyecto, que recibirá la denominación de “PLAN INTEGRAL DE SEGURIDAD”, comprenderá un conjunto de medios humanos, físicos y técnicos que, conjuntados con las adecuadas medidas organizativas, permitirá garantizar la protección del objetivo de la protección con unos niveles de seguridad acordes con los riesgos potenciales existentes.
Para proceder al desarrollo e implementación del Plan se debe realizar un análisis previo, en el que se definan las metas a alcanzar y el orden de las actuaciones a seguir.
Por lo tanto, será imprescindible evaluar todos aquellos parámetros de cuyo desarrollo se obtenga el tipo de Plan y los medios con los que se debe contar para obtener los niveles de seguridad adecuados, que obviamente impidan que el riesgo se manifieste o, en su caso, que permitan dar la oportuna respuesta cuando este se haya materializado.
Entre las funciones que desarrolla la protección activa destacan:
Se denomina “protección pasiva” al conjunto de medios físicos o sistemas, generalmente de carácter estático, establecidos para impedir, dificultar o retrasar la materialización de un riesgo, es decir, aquellos que por si mismo suponen un obstáculo a la penetración.
La relación de medios pasivos puede extenderse según evolucione la tecnología y aparezcan nuevos sistemas. A continuación, se exponen algunos de los medios más utilizados.
Los sistemas de seguridad reseñados han de estar atendidos por el personal de seguridad necesario, que desarrollara los cometidos específicos de vigilancia, control, información, que se le asigne de conformidad con las medidas de carácter organizativo que a tal efecto se haya elaborado con el fin de rentabilizar el Plan.
La protección de cualquier objetivo debe realizarse mediante la disposición, en torno al mismo, de distintas barreras de seguridad en forma de círculos concéntricos de tal modo que, de forma gradual, impidan o retrasen el momento de la manifestación del riesgo.
Este sistema de actuación se conoce como “TEORIA DE LOS `CIRCULOS CONCENTRICOS”, y es admitido como fórmula de aplicación para diferentes especialidades policiales, entre ellas, la protección de instalaciones.
En la protección de instalaciones se estima que la primera, y más importante línea de defensa, estará normalmente situada en el perímetro exterior del establecimiento y, paulatinamente, si las circunstancias lo demandan se irán disponiendo posteriormente barreras de protección hacia el interior.
El diseño de un Plan de Seguridad supone determinar qué medios y medidas deben implementarse para obtener los niveles de seguridad que impidan que el riesgo se manifieste (MEDIDAS PREVENTIVAS) o, en su caso, que permitan dar la respuesta adecuada cuando aquel se manifieste (MEDIDAS CONTINGENTES), consiguiendo evitar o disminuir los efectos causados por los daños.
Todo Plan de Seguridad está condicionado por diferentes factores, entre los que pueden destacar:
La clase de objetivo a proteger.
Los riesgos potenciales que le amenazan.
Los daños que se pueden producir.
El nivel de seguridad necesario.
El costo de las medidas a disponer.
5.1 Factores condicionantes del Plan de Seguridad.
En primer lugar, debe determinarse que es lo que se quiere proteger, ya sea personas físicas, bienes materiales, información ya que la planificación de la seguridad es distinta en cada caso.
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Se debe efectuar un correcto análisis de los riesgos que amenazan el objetivo a proteger, lo que debe hacerse sobre dos cuestiones diferentes: